sábado, 31 de enero de 2009

#14. Sé digno de confianza







#14. Sé digno de confianza





A menos que podamos tener confianza en la seriedad de quienes nos rodean, estamos en peligro.



Cuando aquellos con quienes contamos nos decepcionan, nuestra vida puede volverse un

desorden y aun nuestra supervivencia podría llegar a estar en peligro.



La confianza mutua es el material más firme para edificar las relaciones humanas; sin ella, toda la estructura se viene abajo.



La confianza es una cualidad muy estimada. Cuando la tenemos, se nos considera valiosos; cuando la perdemos, la gente puede llegar a pensar que no valemos nada.



Deberíamos hacer que otras personas cercanas a nosotros exhiban esta cualidad y la adquieran.

Se volverán mucho más valiosas para sí mismas y, por lo tanto, para los demás.





14-1. Cumple tu palabra una vez que la haya comprometido.



Cuando hacemos un compromiso, una promesa o expresamos una intención mediante un juramento, debemos cumplirlo.



Si decimos que vamos a hacer algo, deberíamos cumplir; si decimos que no lo vamos a hacer, no deberíamos hacerlo.



El respeto que tenemos por otro se basa, en gran medida, en que sea capaz de cumplir su palabra.

Por ejemplo, hasta los padres se sorprenderían al ver cuánto pierden en la opinión de sus hijos cuando no cumplen una promesa.



Confiamos y admiramos a la gente que cumple su palabra; se considera basura a quienes no lo hacen. A menudo, quienes no cumplen su palabra no reciben una segunda oportunidad.



Una persona que no cumple su palabra, poco tiempo después puede encontrarse embrollada y atrapada en todo tipo de “garantías” y “restricciones” y hasta se le podría impedir relacionarse normalmente con los demás.



No hay un exilio personal más completo de nuestros semejantes que cuando no cumplimos

con las promesas que hacemos.



Nunca deberíamos permitir que alguien prometa algo a la ligera, y deberíamos insistir en que cuando haga una promesa, la debe cumplir.



Nuestra vida puede convertirse en un lío si tratamos de asociarnos con personas que no cumplen sus promesas; no es algo de poca importancia.



Se viaja por el camino a la felicidad con mucha

más facilidad con personas en quienes podemos confiar.

viernes, 30 de enero de 2009

#15 . Cumple con tus obligaciones







#15 . Cumple con tus obligaciones(34)





Al pasar por la vida, es inevitable que incurramos en obligaciones; de hecho, nacemos con ciertas obligaciones y después tienden a acumularse.



No es una idea original ni nueva que estamos en deuda con nuestros padres por habernos traído al mundo, por habernos educado.



Es meritorio que nuestros padres no insistan en esto más de lo que lo hacen. Sin embargo, es una obligación: hasta el niño lo siente.



Y a medida que la vida sigue su curso, se acumulan otras obligaciones hacia otras personas, hacia los amigos, hacia la sociedad e incluso hacia el mundo.



Es en extremo dañino no permitir que una persona satisfaga o pague sus obligaciones.



Gran parte de la “rebeldía de los hijos” es producida por quienes se niegan a aceptar las únicas “monedas” que tiene un bebé, un niño o un joven para descargar “el peso de la obligación”.



Con frecuencia las sonrisas del bebé, los torpes esfuerzos de un niño por ayudar, los posibles consejos de un joven o su esfuerzo por ser un buen hijo o una buena hija pasan desapercibidos o no se aceptan.



Pueden estar mal dirigidos, con frecuencia están mal planteados y se desvanecen con rapidez.



Cuando tales esfuerzos no logran satisfacer la enormidad de la deuda, gran cantidad de mecanismos o racionalizaciones pueden reemplazarlos:

“En realidad no les debo nada”,

“Se me debía todo a mí, para empezar”,

“No pedí nacer”,

“Mis padres o tutores no sirven para nada” y

“Como sea, la vida no vale la pena”,

son algunos ejemplos.



Y sin embargo, las obligaciones se siguen acumulando.



El “peso de las obligaciones” puede ser una carga aplastante si la persona no puede encontrar la manera de descargar ese peso; puede causar todo tipo de trastornos individuales o sociales.



Cuando ese peso no se puede descargar, y a menudo sin saberlo, aquellos con los que la persona tiene obligaciones serán el blanco de las reacciones más inesperadas.



Podemos ayudar a una persona que tiene el dilema de las obligaciones y las deudas que no puede pagar, con sólo repasar con ella todas las obligaciones morales, sociales y financieras que tiene y no ha cumplido, y buscar una manera de descargar todas las que la persona aún debe.



Deberíamos aceptar los esfuerzos de un niño o de un adulto por pagar las obligaciones no financieras que sienta que puede tener.



Deberíamos ayudarle a encontrar una solución en la que ambas partes estén de

acuerdo, para cumplir con las obligaciones financieras.



Disuade a una persona de incurrir en más obligaciones de las que en realidad le sea posible cumplir o pagar.



Es muy difícil viajar por el camino a la felicidad cuando se

tiene que cargar con el peso de obligaciones que se nos adeudan o que no

hemos cumplido.




(34). Obligaciones: Estado, hecho o condición, de estar en deuda con otro por un servicio o favor

especial recibido; un deber, contrato, promesa o cualquier otro requisito social, moral o legal que

obliga a la persona a hacer o a evitar un cierto curso de acción; el sentimiento de estar en deuda

con otro.

jueves, 29 de enero de 2009

#16 . Sé industrioso









#16 . Sé industrioso(35)





El trabajo no siempre es placentero.

Pero pocas personas son más infelices que las que llevan una existencia sin propósito, ociosa y aburrida; los niños se quejan con la madre si no tienen algo que hacer; es legendaria la mentalidad de los desempleados, aunque cuenten con “beneficencia”(36) o “ayuda para desocupados”; el jubilado, sin nada más por lograr en la vida, perece a causa de su inactividad, como lo muestran las estadísticas.



Aun el turista, atraído por la agencia de viajes quele invita a descansar, le causa problemas al director del viaje, si éste no lo mantiene activo.



Las penas pueden aminorarse con sólo ocuparse de algo. El estado de ánimo se eleva a mayores alturas cuando una persona logra algo. De hecho, se puede demostrar que la producción(37) es la base de la moral o el estado de ánimo.



Quienes no son industriosos, dejan caer la carga del trabajo en quienes los rodean; tienden a sobrecargarnos.



Es difícil convivir con personas ociosas; además de deprimirnos, también pueden ser un poco peligrosas.



Una respuesta práctica es convencerlas a decidirse por alguna actividad y lograr que se dediquen a ella.



Se encontrará que los beneficios más duraderos surgen del trabajo que conduce a una producción verdadera.



El camino a la felicidad es una carretera cuando incluye

la cualidad de ser industrioso que conduzca a una producción tangible.






(35). Industrioso: Que se aplica con energía al estudio o al trabajo; que lleva a cabo las actividades con iniciativa y determinación; lo opuesto a estar ocioso y sin hacer algo.



(36). Beneficencia: Bienes o dinero que da un organismo gubernamental a la gente necesitada o pobre.



(37). Producción: La acción de terminar algo, una tarea, un proyecto o un objeto que es útil ovalioso, o que simplemente vale la pena hacer o tener.

miércoles, 28 de enero de 2009

#17 . Sé competente







#17 . Sé competente(38)



En una era de aparatos intrincados y máquinas y vehículos de alta velocidad, nuestra supervivencia y la de nuestra familia y amigos depende en gran medida de la competencia general de los demás.



En el mercado, en las ciencias, en las humanidades y en el gobierno, la incompetencia(39) puede amenazar la vida y el futuro de unas cuantas personas o de

muchas.



Estoy seguro que puedes recordar muchos ejemplos de esto. El hombre siempre ha tenido un impulso por controlar su destino.



La superstición, la propiciación a los dioses adecuados, las danzas rituales antes de una cacería, pueden considerarse como esfuerzos por controlar el destino, sin importar lo débiles o vanos que sean.





No fue sino hasta que el hombre aprendió a pensar, a valorar los conocimientos y a aplicarlos con habilidad competente, que empezó a dominar su medio ambiente.



Quizá el verdadero “regalo del cielo” ha sido el potencial de ser competente.

En ocupaciones y actividades comunes, el hombre respeta la destreza y la habilidad; en un héroe o en un atleta, casi son objeto de adoración.



La prueba de la verdadera competencia es el resultado final.

El hombre sobrevive en la medida en que es competente; perece en la medida en que es

incompetente.



Estimula el logro de la competencia en cualquier ocupación que valga la pena; felicítala y prémiala siempre que la encuentres.



Exige estándares altos de rendimiento; la prueba de una sociedad es si tú, tu familia y tus amigos pueden vivir en ella con seguridad.

Los ingredientes para ser competente incluyen la observación, el estudio y práctica.





17-1. Mira.





Observa lo que ves, no lo que otro dice que estás viendo. Lo que observas es lo que tú observas.

Mira directamente los objetos, la vida y las personas, no los mires a través de una nube de prejuicio, una cortina de miedo o la interpretación de otros.





En lugar de discutir con los demás, hazlos ver.

Se pueden penetrar las mentiras más flagrantes, se pueden exponer los mayores engaños, se pueden resolver los acertijos más intrincados y pueden ocurrir las revelaciones más extraordinarias, si sólo le pides a alguien, con gentileza, que observe.



Cuando alguien encuentra todo demasiado confuso y difícil de soportar, cuando está perdiendo el juicio, sólo haz que de un paso atrás y observe.



Por lo general, lo que encuentra es muy obvio cuando lo ve; después podrá seguir adelante y resolver la situación.



Pero si no lo observa por sí mismo, si no lo mira, puede serle un poco irreal y todas las instrucciones, órdenes y castigos del mundo no podrán

resolver su confusión.



Aunque se le puede indicar a la persona en qué dirección mirar y se le puede sugerir que se mire, las conclusiones dependen de ella.



Un niño o adulto ve lo que ve y eso es la realidad para él.

La verdadera competencia se basa en la habilidad para observar que tiene la persona.

Con eso como realidad, sólo entonces puede ser diestra y estar segura.





17-2. Aprende.



¿En alguna ocasión alguien tuvo información falsa sobre ti? ¿Esto te causó problemas?



Eso te dará una idea del caos que puede causar la información falsa; también podrías tener información falsa sobre otros.



Separar lo falso de lo verdadero conduce a la comprensión.



Existe mucha información falsa y la fabrican personas con malas intenciones para lograr sus propósitos.



Parte de ella viene de la simple ignorancia de los hechos y puede obstaculizar la aceptación de información verdadera.



El proceso principal del aprendizaje consiste en inspeccionar la información disponible, separando lo verdadero de lo falso, lo importante de lo que no lo es, y llegar así a conclusiones propias que se pueden aplicar.



Al hacer esto, se avanza mucho en el camino a ser competente.



La prueba de cualquier “verdad” es si es verdad para ti.



Si cuando recibes un conjunto de datos, aclaras cualquier palabra que no entiendas por completo y analizas la situación, pero aún así la información no parece ser verdadera, entonces no lo es en lo que a ti respecta.

Recházala.



Si lo deseas, profundiza más y concluye cuál es la verdad para ti; después de todo, tú eres quien deberá emplearla o no, quien deberá pensar o no con ella.



Si aceptas a ciegas “hechos” o “verdades” sólo porque se te dice que debes aceptarlos, “hechos” o “verdades” que no te parecen verdaderos o que te parecen falsos, el resultado final puede ser desdichado.



Es el callejón que lleva al basurero de la incompetencia. Otro aspecto del aprendizaje sólo exige memorizar datos; por ejemplo, tablas y fórmulas matemáticas, la secuencia en que se deben oprimir algunos botones.



Pero aun en la simple memorización, se debe conocer el propósito del material, y cuándo y cómo emplearlo.



El proceso de aprendizaje no es sólo apilar información sobre más información; es alcanzar una nueva comprensión y mejores maneras de hacer algo.



De hecho, los que progresan en la vida nunca dejan de estudiar y aprender.

El ingeniero competente se mantiene actualizado; el buen atleta revisa continuamente los avances en su deporte; todo profesional tiene a su disposición muchos libros de

texto y los consulta.



Es necesario estudiar y aprender para poder usar de manera competente un nuevo modelo de batidora de huevos o la lavadora y el automóvil del último año.



Cuando esto no se hace, el resultado son accidentes en la cocina y montones de chatarra ensangrentada en las carreteras.



Es muy arrogante el que cree que ya no tiene nada que aprender en la vida.



Es un individuo peligrosamente ciego el que no puede deshacerse de sus prejuicios e información falsa, y reemplazarlos con hechos y verdades que podrán ayudarlo mejor en su vida y en la de todos los demás.



Existen formas de estudiar de tal manera que uno realmente aprenda y pueda emplear lo que se aprende.



En pocas palabras, debes tener un maestro y textos que sepan de lo que tratan, debes aclarar todas las palabras que no entiendas por completo, consultar otras referencias y el escenario del tema; debes encontrar la información falsa que pudieras tener y separarla de la verdadera, tomando en cuenta lo que ahora consideras verdad.



El resultado final será certeza y el potencial de ser competente. De hecho, puede ser una experiencia tan resplandeciente y satisfactoria como escalar una montaña peligrosa a través de zarzas, hasta llegar a la cumbre para descubrir una visión

nueva de todo el amplio mundo.



Para sobrevivir, una civilización debe cuidar los hábitos y habilidades de estudio en sus escuelas.



Una escuela no es un lugar donde se envía a los hijos para que no estorben durante el día.

Sería un gasto extremo si sólo tuviera esa finalidad. Tampoco es un lugar donde se fabrican loros.



La escuela es donde debemos aprender a estudiar y donde los jóvenes pueden prepararse para hacer frente a la realidad; donde pueden aprender a responder a ella

como seres competentes y estar preparados para hacerse cargo del mundo del mañana, el mundo en que los que ahora son adultos vivirán sus últimos

años, su edad madura o en su vejez.



El criminal empedernido nunca aprendió a aprender. Repetidamente, los tribunales han tratado de enseñarle que si vuelve a cometer un crimen, regresará a prisión. La mayoría vuelve a cometerlo y regresa a prisión.



De hecho, los criminales son la causa de que se aprueben cada vez más leyes. El ciudadano decente es el que las obedece; los criminales, por

definición, no lo hacen.



Los criminales no pueden aprender; no existen órdenes, indicaciones, castigos

o coacción40 que puedan lograr algo en un individuo que no sabe aprender y no puede hacerlo.



Una característica del gobierno que se ha vuelto criminal (como ha sucedido algunas veces en la historia) es que sus líderes no pueden aprender; los archivos y el sentido común pueden decirles que el desastre sigue a la opresión; incluso se han requerido revoluciones violentas para resolver esto o una Segunda

Guerra Mundial para deshacerse de un Hitler, y esos fueron sucesos muy desdichados para la humanidad.



Esas personas no aprendieron, se deleitaron con información falsa; rechazaron toda evidencia y toda verdad, y fue necesario destruirlas.



Los dementes no pueden aprender; al ser impulsados por intenciones malignas que están ocultas, o al estar oprimidos más allá de su habilidad para razonar, los hechos, la verdad y la realidad están muy por encima de su realidad.



Personifican la información falsa; en realidad no percibirán ni aprenderán y, de

hecho, no pueden percibir ni aprender.



Una multitud de problemas sociales y personales surgen de la inhabilidad para aprender o de negarse a hacerlo.



La vida de algunas personas cercanas a ti se ha descarriado porque no saben estudiar, porque no aprenden. Es probable que puedas pensar en algunos ejemplos.



Si no podemos hacer que quienes nos rodean estudien y aprendan, nuestro trabajo puede ser más difícil y excesivo, y nuestro potencial de supervivencia puede reducirse mucho.



Podemos ayudar a otros a estudiar y a aprender por ellos mismos si tan solo ponemos a su alcance la información que deberían tener.



Podemos ayudar con sólo reconocer lo que han aprendido, apreciando cualquier demostración de mayor competencia.



Si lo deseamos, podemos hacer algo más: podemos apoyar a otros ayudándolos, sin discutir, a encontrar información falsa; ayudándolos a encontrar y aclarar palabras que no hayan entendido; ayudándolos a encontrar y resolver las razones por las que no estudian y aprenden.



Como la vida es, en su mayor parte, ensayos y errores, en lugar de reprender a aquel que comete un error, averigua por qué lo cometió y ve si puede aprender algo de él.



En ocasiones te podría sorprender que con sólo hacer que una persona estudie y aprenda seas capaz de desenredar su vida; estoy seguro de que puedes pensar en muchas maneras de hacerlo. Y creo que encontrarás que las mejores son las que incluyen bondad.



El mundo ya es suficientemente brutal para las personas que no pueden aprender.







17-3. Practica(41).



El aprendizaje rinde frutos cuando se aplica.

Por supuesto, se puede buscar la sabiduría por sí misma: existe en ella cierta belleza.

Pero, a decir verdad, nunca sabremos si somos sabios o no hasta ver los resultados de tratar de aplicarla.



Cualquier actividad, habilidad o profesión (cavar zanjas, ser abogado, ser ingeniero, cocinar o lo que sea), sin importar lo bien que se haya estudiado, finalmente se enfrenta a esta prueba decisiva: ¿podemos HACERLO? Y hacerlo requiere práctica. Los dobles de cine que no practican primero, se lastiman. También las amas de casa.



En realidad, la seguridad no es un tema popular, pues por lo general va acompañada de frases como “ten cuidado” y “ve despacio”, y las personas pueden sentir que se les está limitando.



Pero existe otro enfoque: si en verdad ha practicado, la habilidad y destreza de una persona serán tales que no es necesario “tener cuidado” o “ir despacio”; sólo la

práctica hace posible que la alta velocidad de movimientos sea segura.



Nuestras habilidades y destrezas deben elevarse al nivel de velocidad de la era en que vivimos, y eso se logra con la práctica.



Puedes entrenar tu cuerpo, tus ojos, tus manos y pies, hasta que, con la práctica, en cierto modo “llegan a saber”.



Ya no tenemos que “pensar” para encender la estufa o estacionar el automóvil: sólo lo HACEMOS.



En cualquier actividad, gran parte de lo que se considera “talento” en realidad sólo es práctica.



Si no se planea cada movimiento que se llevará a cabo para hacer algo y luego se repite una y otra vez hasta poder hacerlo sin pensar y hacerlo con velocidad y precisión, podemos preparar el escenario para tener accidentes.



Las estadísticas tienden a confirmar que la gente que ha practicado poco, tiene la mayoría de los accidentes.



El mismo principio se aplica a los oficios y profesiones en que se emplea ante todo la mente.



El abogado que no ha practicado, practicado y practicado los procedimientos del tribunal, tal vez no ha aprendido a cambiar su enfoque mental con suficiente rapidez para hacer frente a las nuevas facetas del caso y lo pierda.



Un corredor de bolsa inexperto y sin práctica, podría perder una fortuna en minutos; un vendedor nuevo que no ha ensayado la forma de vender, puede morir de hambre por falta de ventas.

¡La respuesta correcta es practicar, practicar, practicar!



A veces encontramos que no podemos aplicar lo que hemos aprendido. De ser así, los errores se atribuyen al estudio inadecuado, al maestro o al texto.



Leer las instrucciones es una cosa, y a veces es algo totalmente distinto aplicarlas.



En ocasiones, cuando no llegamos a ninguna parte con la práctica, es necesario deshacernos del libro y empezar desde el principio.



Es lo que sucedió en el campo de las grabaciones de sonido para películas: si siguiéramos lo que dicen los textos de grabación, no lograríamos que el canto de un pájaro sonara mejor que una sirena de niebla.



Es por eso que en algunas películas no se entiende lo que dicen los actores.



El buen grabador de sonido tiene que descubrir todo por sí mismo para poder hacer su trabajo.



Pero en ese mismo campo del cine, también sucede todo lo contrario: existen varios libros sobre iluminación que son excelentes; si se siguen con exactitud, se logra

una escena muy bella.



Es lamentable, en particular en una sociedad en que la tecnología alcanza altas velocidades, que no todas las actividades se expliquen de manera adecuada en textos que se puedan entender, pero eso no debe detenernos.



Cuando haya textos buenos, valóralos y estúdialos bien; cuando no, reúne los datos disponibles, estúdialos y descubre lo que falta.



La teoría y la información florecen sólo cuando se aplican y se aplican con práctica.

Estamos en peligro cuando quienes nos rodean no practican sus habilidades hasta realmente poder HACERLAS.



Existe una vasta diferencia entre “bastante bien” y hacerlo con la habilidad y destreza de un profesional. Ese abismo se supera con la práctica.



Haz que las personas observen, estudien, lo resuelvan y luego lo hagan. Y cuando lo hagan bien, haz que practiquen, practiquen, practiquen, hasta que lo puedan hacer como profesionales.



Existe mucho gozo en la habilidad, en la destreza y en moverse rápido: sólo puede hacerse con seguridad cuando se tiene la práctica.



Tratar de vivir en un mundo de alta velocidad con personas de baja velocidad no es muy seguro.



Se viaja mejor en el camino a la felicidad

cuando se tienen compañeros competentes.








(38). Competente: Capaz de hacer bien aquello a lo que uno se dedica; diestro; hábil para hacerlo;que está a la altura de las exigencias de las actividades.



(39). Incompetencia: Carecer de conocimientos, destrezas o habilidades adecuados; inexperiencia; incapacidad; que se pueden cometer errores o equivocaciones importantes; torpeza.



(40). Coacción: Fuerza o violencia que se hace a una persona para obligarla a que diga o ejecute alguna cosa.



(41). Practicar: ejercitar o ejecutar repetidamente para adquirir o pulir una habilidad.

martes, 27 de enero de 2009

#18 . Respeta las creencias religiosas de los demás







#18 . Respeta las creencias religiosas de los demás





La tolerancia es una buena piedra angular sobre la cual construir las relaciones humanas.



Cuando observamos la matanza y el sufrimiento que ha causado la intolerancia religiosa a lo largo de la historia humana y en los tiempos modernos, podemos darnos cuenta de que la intolerancia es una actividad muy contraria a la supervivencia.



Tolerancia religiosa no significa que no podamos expresar nuestras creencias.

Sí significa que tratar de minar o atacar la fe y las creencias religiosas de otro siempre ha sido el camino más corto a las dificultades.



Desde la época de la antigua Grecia, los filósofos han discutido sobre la naturaleza de Dios, del hombre y del universo. Las opiniones de las autoridades van de un extremo a otro.



En este momento están de moda las filosofías del “mecanicismo”(42) y del “materialismo”(43), que se remontan a la época de Egipto y Grecia; tratan de afirmar que todo es materia y pasan por alto que, incluso cuando sus explicaciones de la evolución pueden parecer muy claras, todavía no excluyen factores adicionales que podrían estar en juego, y que simplemente podrían usar factores como la evolución.



En la actualidad, éstas son las filosofías “oficiales” y hasta se enseñan en las escuelas.

Tienen fanáticos que atacan las creencias y las religiones de los demás: el resultado puede ser la intolerancia y pleitos.



Si todas las mentes más brillantes, a partir del siglo quinto a.C., o de siglos anteriores, no han podido ponerse de acuerdo en el tema de la religión o la anti-religión, se trata de una arena de combate entre las personas, de la que nos convendría quedar fuera.



En este mar de contiendas, ha emergido un brillante principio: el derecho a creer lo que uno elija.



La “fe” y las “creencias” no necesariamente se someten a la lógica: ni siquiera se puede declarar que son ilógicas.



Podrían ser campos muy lejanos entre sí. Cualquier consejo que pudieras dar a otro en este tema es más seguro cuando simplemente afirma el derecho a creer lo que uno elija.



Tenemos la libertad de presentar nuestras creencias y tratar de que otros las acepten, pero es un riesgo tratar de atacar las creencias de otros, y es un riesgo mucho mayor atacar y tratar de dañar a los demás por sus convicciones religiosas.



El hombre, desde los inicios de la especie, ha encontrado gran consuelo y gozo en sus religiones.



Hasta el “mecanicista” y el “materialista” de hoy en día, hablan casi como los sacerdotes de la antigüedad cuando diseminan sus dogmas.



Los hombres que carecen de fe son bastante infelices. Se les puede dar algo en qué tener fe. Pero si alguien tiene creencias religiosas, respétalas.



El camino a la felicidad puede volverse conflictivo cuando

no respetamos las creencias religiosas de los demás.










(42). Mecanismo: La opinión de que toda vida es únicamente materia en movimiento y que se puede explicar totalmente mediante leyes físicas. Fue expresada por Leucipo y Demócrito (460 a.C. a 370 a.C.) quienes pudieron haberla adquirido de la mitología egipcia. Los seguidores de esta filosofía sintieron que tenían que abandonar la religión porque no podían reducirla a sus matemáticas. Fueron atacados por intereses religiosos y ellos, a su vez, atacaron a las religiones.



Robert Boyle (1627-91) quien desarrolló la Ley de Boyle en física, lo refutó preguntando si la naturaleza podía o no tener diseños como la materia en movimiento.




(43). Materialismo: Cualquiera de una familia de teorías metafísicas que ven el universo como si consistiera de objetos duros como piedras, muy grandes o muy pequeñas. Estas teorías buscan explicar cosas como la mente diciendo que se pueden reducir a objetos físicos o a sus movimientos. El materialismo es una idea muy antigua. Existen otras ideas.

lunes, 26 de enero de 2009

#19 . Trata de no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti







#19 . Trata de no hacer a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti





En muchas épocas, en muchos pueblos y en muchas tierras, han existido versiones de lo que comúnmente se conoce como “La Regla de Oro”(44); la versión que se presenta aquí se relaciona con acciones dañinas.



Sólo un santo podría pasar por la vida sin jamás dañar a otros. Pero sólo un criminal lastima a los que lo rodean sin pensarlo dos veces.



Sin tomar en cuenta los sentimientos de “culpa”, “vergüenza” o “remordimiento de conciencia”, que pueden ser bastante reales y dañinos, también es cierto que el daño que causamos a otros puede regresar a nosotros.





No todas las acciones dañinas son reversibles: se pueden cometer contra otro acciones que no se pueden descartar ni olvidar. El asesinato es una de estas

acciones.



Podemos ver cómo una severa violación de casi cualquiera de los preceptos que contiene este libro, podría volverse una acción dañina irreversible

contra otro.



Arruinar la vida de otro puede destrozar la propia. La sociedad reacciona: las prisiones y los manicomios están llenos de personas que dañaron a sus semejantes.



Pero existen otros castigos: ya sea que se atrape a la persona o no, cometer acciones dañinas contra otros, en especial cuando se ocultan, puede causar que la

persona sufra severos cambios en sus actitudes hacia los demás y hacia sí mismo, todos ellos infelices. La felicidad y el gozo de la vida desaparecen.



Esta versión de “La Regla de Oro” también es útil como prueba. Cuando alguien persuade a otro que la aplique, en realidad puede comprender lo que es una acción dañina; nos aclara lo que significa dañar.



La pregunta filosófica sobre las malas acciones, la discusión sobre lo que está mal, se contesta de inmediato desde un punto de vista personal: ¿No te gustaría que esto

te sucediera?, ¿no?



Entonces, debe ser una acción dañina y desde el punto de vista de la sociedad, una

mala acción. Puede despertar la conciencia social, puede permitirte distinguir lo que deberías hacer de lo que no deberías hacer.



En una época en que algunos individuos sienten que no existe restricción alguna a cometer acciones dañinas, el potencial de supervivencia del individuo se hunde a un nivel muy bajo.



Si puedes persuadir a las personas para que pongan esto en práctica, les habrás dado un precepto con el que podrán evaluar su vida, y para algunas, habrás abierto la puerta para que puedan reincorporarse a la raza humana.





El camino a la felicidad está cerrado para aquellos

que no se restringen de cometer acciones dañinas.






(44). “La Regla de Oro”: Aunque los cristianos la consideran cristiana y se encuentra en el Nuevo y el Antiguo Testamento, muchas otras razas y pueblos hablaron de ella.

También aparece en los Anacletas de Confucio (siglos quinto y sexto a.C.) quien por sí mismo las citó de obras más antiguas; también se encuentra en tribus “primitivas”.

De una forma u otra aparece en los antiguos trabajos de Platón, Aristóteles, Isócrates y Séneca. Por miles de años, el hombre la ha considerado una norma de conducta ética. Sin embargo, las versiones que se dan en este libro se acaban de redactar, ya que en versiones anteriores se creía que era demasiado idealista para llevarse a la práctica. Es posible llevar a la práctica la versión que aquí se presenta.

domingo, 25 de enero de 2009

#20 . Intenta tratar a los demás como te gustaría que te trataran







#20 . Intenta tratar a los demás como te gustaría que te trataran



Ésta es una versión positiva de “La Regla de Oro”.



No te sorprendas si alguien parece resentirse cuando le dicen que “sea bueno”. Pero es posible que el resentimiento no venga de la idea de “ser bueno”.



Tal vez brota del hecho de que la persona tiene un malentendido de lo que eso significa.



Podríamos meternos en gran cantidad de opiniones y confusiones conflictivas sobre lo que podría ser “buena conducta”.



Tal vez alguien nunca haya entendido por qué se le dio cierta calificación en “conducta” (incluso cuando el maestro sí lo haya entendido).



Es posible que incluso se le haya dado información falsa al respecto o que él la haya asumido: “A los niños se les debe ver pero no escuchar”, “ser bueno es estar inactivo”.



Sin embargo, existe una forma de aclarar todo a nuestra completa satisfacción.

En todas las épocas, y en la mayoría de los lugares, la humanidad ha respetado y reverenciado ciertos valores llamados virtudes(45).



Se han atribuido a los sabios, a los hombres sagrados, a los santos y a los dioses.

Han marcado la diferencia entre una persona bárbara y una persona culta; han marcado la diferencia entre el caos y una sociedad decente.





No se necesita en absoluto un mandato del cielo ni la búsqueda tediosa en los gruesos tomos de los filósofos para descubrir lo que es “bueno”; puede

ocurrir una revelación personal en este tema.



Casi cualquier persona podrá encontrar la respuesta.



Si pensáramos cómo nos gustaría que otros nos trataran, descubriríamos las virtudes humanas. Sólo busca la manera en que te gustaría que otros te trataran.



Es posible que, ante todo, quieras que te traten con justicia: no te gustaría que los demás mintieran sobre ti ni que te condenaran con falsedad o dureza, ¿de acuerdo?



Querrías que tus amigos y compañeros fueran leales: no te gustaría que te traicionaran.



Querrías que te trataran a la manera de un buen deportista(46), que no te embaucaran ni te hicieran trampa.



Querrías que las personas fueran imparciales al tratar contigo.



Querrías que fueran honestas contigo y que no te engañaran. ¿Correcto?



Tal vez quieras que se te trate con bondad y no con crueldad.



Es posible que quieras que las personas tomen en consideración tus derechos y sentimientos.



Cuando te sintieras deprimido, tal vez te gustaría que otros te compadecieran.



Tal vez desearías que otros mostraran control de sí mismos en lugar de que te maldijeran, ¿cierto?



Si tuvieras algún defecto o imperfección, si cometieras un error, es probable que quisieras que los demás fueran tolerantes, no críticos.



Tal vez prefieras que las personas sean capaces de perdonar, en lugar de concentrarse en la censura y el castigo. ¿Correcto?



Tal vez querrías que las personas fueran benévolas contigo, no malas ni mezquinas.

Es posible que desees que otros crean en ti, que no duden de ti siempre.



Es probable que prefieras que se te respete, y no que se te insulte.

Es posible que quieras que otros sean amables contigo y que también te traten con dignidad. ¿Verdad?



Tal vez quieras que la gente te admire. Cuando has hecho algo por ellas, es posible que quieras que las personas te aprecien. ¿Correcto?



Es probable que quieras que sean amigables contigo. De algunos podrías querer amor.



Y, sobre todo, no querrías que estas personas sólo aparentaran estos sentimientos; querrías que sus actitudes fueran completamente reales y que actuaran

con integridad.



Tal vez podrías pensar en otras virtudes. Tienes los preceptos que contiene este libro y habrás elaborado un resumen de lo que llamamos las virtudes.



No se requiere de una gran imaginación para reconocer que si los demás nos trataran de este modo regularmente, nuestra vida estaría en un nivel placentero.



Y es dudoso que alguien acumulara mucho rencor hacia quienes le trataran de esta manera.



Existe un fenómeno(47) interesante en las relaciones humanas. Cuando una persona le grita a otra, ésta siente el impulso de responder gritando. Casi siempre se nos trata de manera muy parecida a como tratamos a los demás: de hecho, ponemos el ejemplo de cómo se nos debería tratar.



A es malo con B, por lo tanto B es malo con A; A es amistoso con B, por lo tanto B es

amistoso con A.



Estoy seguro de que has visto esto en acción continuamente.



Jorge odia a todas las mujeres, por consiguiente, las mujeres tienden a odiar a Jorge.



Carlos es rudo con todos, así que los demás tienden a actuar con rudeza hacia él, y si no se atreven a hacerlo abiertamente, es posible que en privado abriguen un impulso de actuar con mucha rudeza hacia Carlos, si alguna vez tuvieran la oportunidad.



En el mundo irreal de la ficción y las películas, se ven villanos corteses con pandillas muy eficientes, y héroes solitarios en realidad son unos patanes(48).



La vida real no es así: por lo general, los verdaderos villanos son personas muy rudas, y sus secuaces lo son aún más: Napoleón y Hitler fueron traicionados a diestra y siniestra por su propia gente.



Los verdaderos héroes son la gente más discreta al hablar que hayas conocido y son muy corteses con sus amigos.



Cuando tenemos la suerte de conocer y hablar con personas que han llegado a la cima en sus profesiones, nos impresiona la observación que a menudo se hace de que son probablemente las personas más gentiles que jamás hayas conocido.



Es una de las razones de que estén en la cima: casi todas ellas intentan tratar bien a los demás, y quienes están cerca de ellas responden intentando tratarlas bien e

incluso perdonando los pocos errores que puedan cometer.



Muy bien, podemos encontrar por nosotros mismos las virtudes humanas al reconocer cómo nos gustaría que se nos tratara.



Y supongo que estarás de acuerdo en que basándonos en eso podríamos resolver cualquier confusión respecto a lo que es en realidad la “buena conducta”.



Esta dista mucho de ser inactiva, de sentarse quieto con las manos en el regazo y no decir nada; “ser bueno” puede ser una actividad muy viva y poderosa.



Se encuentra muy poca alegría en la solemnidad melancólica y restringida.



Cuando algunas personas de épocas pasadas dieron a entender que la práctica de la virtud exigía una vida severa y deprimente, parecían dar a entender que todo placer brotaba de la maldad; nada podía estar más lejos de los hechos.



¡La alegría y el placer no surgen de la inmoralidad! ¡Al contrario! La alegría y el placer surgen sólo en los corazones honestos: las personas inmorales llevan

vidas muy trágicas, llenas de sufrimiento y de dolor.



Las virtudes humanas nada tienen que ver con la melancolía; son la cara brillante de la vida misma.



¿Qué crees que pasaría si intentáramos tratar a los que nos rodean con justicia, lealtad, a la manera de un buen deportista, con imparcialidad, honestidad, bondad, consideración, compasión, control de uno mismo, tolerancia,

perdón, benevolencia, fe, respeto, amabilidad, dignidad, admiración, amistad, amor y lo hiciéramos con integridad?



Tal vez se requiera tiempo, pero, ¿no crees que muchos otros empezarían a intentar tratarnos de la misma manera?



Incluso dando margen a errores ocasionales (la noticia que nos sorprende casi haciéndonos perder los estribos, el ladrón al que tenemos que golpear en la cabeza, el imbécil que conduce con lentitud en el carril de alta velocidad cuando se nos hace tarde para llegar al trabajo) debiera ser claro que nos elevaríamos a un nuevo plano en las relaciones humanas.



Nuestro potencial de supervivencia aumentaría de forma considerable. Y seguramente, la vida sería más feliz. Podemos influir en la conducta de quienes nos rodean.



Si no lo estamos haciendo ya, podemos hacer que sea mucho más fácil con sólo escoger una virtud al día y especializarnos en ella durante ese día.



Al hacerlo así, al final se tendrán todas. Además del beneficio personal, podríamos ayudar aunque sea un poco a empezar una nueva era en las relaciones humanas.



El guijarro que se arroja en un estanque, puede producir ondas que llegan hasta la orilla más lejana.



El camino a la felicidad se hace mucho más brillante al aplicar el precepto: “Intenta tratar a los demás como te gustaría que te trataran”.







(45). Virtudes: Las cualidades ideales en la buena conducta humana.



(46). A la manera de un buen deportista: Que sigue correctamente la reglas del juego.



(47). Fenómeno: Un hecho o evento observable.



(48). Patán: Una persona de modales rudos, torpes y sin refinamiento.

sábado, 24 de enero de 2009

#21 . Florece y prospera





#21 . Florece(49) y prospera(50)

A veces otros tratan de aplastarnos, de minimizar nuestros sueños y esperanzas, nuestro futuro y nuestra persona.

Poniéndonos en ridículo y por muchos otros medios, las personas malintencionadas pueden tratar de llevarnos a la ruina.

Por la razón que sea, nuestros esfuerzos por mejorar, por ser más felices en la vida, se pueden volver el blanco de ataques.

A veces es necesario encargarse de esto directamente. Pero existe una manera de resolverlo a largo plazo que rara vez falla.

¿Qué es con exactitud lo que estas personas tratan de hacernos? Tratan de empujarnos a una posición inferior.

Deben pensar que somos peligrosos para ellas en alguna forma; deben creer que si progresáramos en el mundo, eso sería una amenaza para ellas.

Por eso tratan de minimizar nuestro talento y capacidad de diversas formas.
Algunos dementes incluso tienen un plan general que dice: “Si A tiene más éxito, puede ser una amenaza para mí; por lo tanto, debo hacer todo lo posible para
lograr que A tenga menos éxito”.

Al parecer, nunca se les ha ocurrido que sus acciones podrían convertir a A en su enemigo, aunque no lo haya sido antes.


Podría decirse que ésta es una forma casi segura en que estos dementes se meten en problemas; algunos lo hacen sólo por prejuicio o porque “alguien les
desagrada”.

Pero, sin importar cómo traten de hacerlo, su verdadero propósito, como tal, es hacer que la persona que es su objetivo se empequeñezca y fracase en la vida.
La manera de resolver realmente esta situación y de manejar a estas personas, la manera de vencerlas, es florecer y prosperar.

Sí, es cierto que al ver que nuestra suerte mejora, tales personas pueden ponerse frenéticas y atacar con más fuerza. Lo que debemos hacer es encargarnos de ellas si tenemos que hacerlo, pero no dejar de florecer y prosperar, ya que eso es lo que tales personas quisieran que hicieras.

Si floreces y prosperas cada vez más y más, tales personas caerán en apatía, podrían darse por vencidas completamente.

Si nuestras metas en la vida valen la pena, si las llevamos a cabo teniendo en cuenta los preceptos de este libro, si florecemos y prosperamos, con toda seguridad saldremos vencedores. Y, con optimismo sin dañar un solo cabello de sus cabezas.


Y ese es mi deseo para ti: ¡Florece y prospera!



(49). Florecer: Encontrarse en un estado de actividad y ser productivo; expandirse en influencia;tener éxito; que le va visiblemente bien.

(50). Prosperar: lograr el éxito económico; tener éxito en todo lo que se emprenda.

viernes, 23 de enero de 2009

Epílogo

Epílogo



La felicidad se encuentra en emprender actividades que valgan la pena, pero sólo existe una persona que podrá decirte con certeza lo que te hará feliz: tú mismo.


Los preceptos que se dan en este libro son en realidad los límites del camino: al violarlos, somos como el automovilista que se sale de la carretera... el resultado puede ser la ruina del momento, de una relación, de una vida.

Sólo tú puedes decir adónde va el camino, ya que tú estableces las metas para una hora, para una relación, para una etapa de la vida.

A veces, nos podemos sentir como una hoja arrojada por el viento a lo largo de una calle sucia; podemos sentirnos como un grano de arena atorado en algún lugar. Pero nadie ha dicho que la vida sea algo ordenado y lleno de calma; no lo es.

No somos una hoja raída, ni un grano de arena: podemos, en mayor o menor grado, hacer un mapa del camino y seguirlo.

Podemos sentir que todo ha llegado ya a tal punto que es demasiado tarde para hacer algo al respecto, que nuestro camino del pasado estuvo tan mal que no tenemos la oportunidad de trazar un camino futuro que sea diferente: siempre existe un punto en el camino en el que se puede trazar uno nuevo y tratar de seguirlo.

No existe una persona viva que no pueda empezar de nuevo.

Podemos decir, sin temor a que nos contradigan, que otros pueden reírse de nosotros y tratar por diversos medios de sacarnos del camino, tentarnos a llevar una vida inmoral: tales personas lo hacen para lograr sus propios fines y si les hacemos caso, acabaremos en la tragedia y el pesar.

Claro que tendremos pérdidas ocasionales al tratar de aplicar este libro y lograr que se aplique.

Simplemente deberíamos aprender de estas experiencias y seguir adelante. ¿Quién dijo que el camino no tenía baches? Aun así, se puede viajar en él.

El hecho de que las personas puedan caer no significa que no puedan volver a levantarse y seguir adelante.

Si uno respeta los límites del camino, no puede equivocarse demasiado. El verdadero entusiasmo, felicidad y alegría provienen de otras cosas, no de vidas destrozadas.

Si puedes hacer que otros sigan el camino, tendrás suficiente libertad para darte una oportunidad de descubrir qué es la verdadera felicidad.

El camino a la felicidad es una carretera de alta velocidad para quienes saben dónde se encuentran los límites.

Tú eres el conductor.

Buen viaje.
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